52 Años. Ahí estuve, aquí estoy

Estos triunfos uno los recuerda y los recordará aunque pasen muchos años y se los llevará pa' l otro barrio junto a esas cosas más queridas.

Yo tenía nueve años en el 57, mi viejo no estaba en Bs. As. y ese día nadie me llevó a la cancha pero estaba la T.V en blanco y negro, la de los vecinos, claro, porque a casa todavía no había llegado. Y lo vi, claro que lo vi, ellos ya eran campeones y se terminaba el campeonato. Nosotros, segundos, habíamos empatado en Núñez 1 a 1 con goles de Labruna y Sanfilippo que fue sacado de la cancha al terminar el partido con un sobretodo ya que había jugado con mucha fiebre y sin embargo logró el gol, creo recordar que de cabeza. No eran tiempos de prendas sofisticadas.

No podré olvidar algunos detalles de ese partido que me dejó marcado especialmente y no porque no le ganáramos asiduamente por esos años al equipo de la banda. Aparte de jugar con el campeón ese día nuestro equipo tuvo que poner a la zaga y al arquero habituales de la reserva y así en la alineación se pudo ver a Galeli, Garibaldi y López. El arquero Galeli tuvo actuaciones muy buenas y pintaba como una gran promesa pero por razones que esas edad no supe interpretar su estrella se apagó a partir del 58. De Garibaldi y de López nada puedo aportar pero no eran solo esas las apariciones en el primer equipo. Jugaba también una esperanza que San Lorenzo había traído como gran contratación desde Banfield y me refiero a Antonio Villamor, el “Pillo” que trajo de compañía de menor relumbrón a Norberto Constante Boggio y como sucediera años después con dos jugadores procedentes del mismo club del sur, Chaldú y Calics, los que venían como segundos fueron las figuras mientras que la cabecera de cartel por una razón u otra no terminaron de alcanzar el éxito. Villamor era un gran jugador pero una rodilla traidora con una operación sin éxito oscurecieron su carrera que se prolongó, no obstante, en equipos de la B.

La casa en que veíamos el partido era una curiosa mezcla de hinchas de Independiente y de San Lorenzo y naturalmente “eramos locales” aunque a alguno no le gustó el exceso demoledor del Ciclón. Debería ser noviembre y con temperatura agradable y desde las puertas y ventanas abiertas llegaban los gritos y rumores de la Avenida La Plata. En partidos de multitudes, nuestras casas de las calles Cobo y Cachimayo eran como el patio del Viejo Gasometro y uno podía saber que es lo que estaba sucediendo en la cancha según la intensidad de los gritos. Mi madre fue una experta en eso y a mi hasta me parecía que exageraba cuando me contaba a mi regreso como había vivido ella el partido a unas 8 cuadras en línea recta.

Hoy después de 52 años ando como un pibe con zapatos nuevos porque volví a vivir una emoción parecida con una peculiaridad impropia de los tiempos que corren. Como todos saben nuestra peña de Madrid se junta para ver los partidos y últimamente lo hacemos con la moderna tecnología de internet pero lo confieso aquí delante de todos: ayer recordé con envidia y nostalgia aquella vieja televisión en blanco y negro de Canal 7 y la realización con dos cámaras (una desde la cabina y otra abajo cerquita del túnel de salida) porque hace 52 años yo VI el partido en cambio el domingo, más que ver, adivinábamos.

Lo curioso es que mis jóvenes compañeros de peña se niegan al progreso y se oponen a la investigación y posterior compra de una antena motorizada que nos permita captar satélites y televisiones internacionales donde se pueden ver partidos del fútbol argentino. Y después dicen que el progreso lo soluciona todo...

Osvaldo Álvarez