¿Es este el fútbol que proponía San Lorenzo de Almagro cuando asombró a España y Portugal en el 46/47? A juzgar por lo escuchado de labios de veteranos espectadores de aquella gira, deduciendo qué pretendían decir aquellos aficionados vascos que al ver el toque del Ciclón, exclamaban “¡juegan como Panizo”! uno no puede menos que responderse que sí, que ese fue el fútbol que el San Lorenzo de Farro, Pontoni y Martino, el San Lorenzo de Zubieta de Greco de Basso y Blazina propuso en la España de la posguerra y la “furia”, esa España futbolera de “a mi el pelotón que los arrollo” y que quedó prendada de aquel toque, de aquellas rotaciones, de ese fútbol asociado en torno al balón, a la “herramienta” de trabajo.
Bien es verdad que años después Cruiff apostó por algo parecido (cuestiones físicas y de velocidad al margen), bien es verdad que hubo una quinta del buitre, que ya el Brasil del 70 había dado la lección histórica en México, el mismo lugar que había quedado prendado del impresionante Maradona del 86 pero el primero de la lista había sido aquel Ciclón del 46, esa fue la piedra inaugural de ese monumento que siempre persiguieron los que han gustado del fóbal; jugar y ganar, nada del arte por el arte, no, poesía y mensaje en movimiento.
Quienes llevamos años en España y tuvimos como bienvenida aquello “del trigo que nos mandaron y el juego del San Lorenzo de Almagro” no hemos podido abstraernos del recuerdo y de lo que aprendimos desde pibes cuando los mayores no explicaban quien y como jugaban Mamucho y René.
Si hasta por esta historia con final agradable merece la pena ser de San Lorenzo.
¡Ojo! Después se gana o se pierde, ya sabemos aquello de que “el fútbol es un deporte donde juegan once contra once y donde siempre gana Alemania” pero que nos quiten lo bailado a los que tuvimos la ocasión de ver ese segundo tiempo de España contra Rusia.
Desde el recuerdo a Farro, Pontoni y Martino ¡Viva el fútbol!
Osvaldo Álvarez
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