Mal partido Santo y mal resultado para un partido de “ida” con el conjunto ecuatoriano.
El mediocampo no tuvo nunca la pelota, jugó siempre apurado y sin precisión; consecuentemente no le llegó nunca “redonda” una pelota a los de arriba, y el próximo viaje a la altura se hace con un 1 a 1 que sabe a nada y que le da la ventaja al equipo del patón, de ni siquiera tener la necesidad de ir a buscar el partido.
El nerviosismo se vio patente en el equipo, que además se cargó de tarjetas da cara a futuros encuentros.
El blooper de Orión nos obliga a un acto de ejercicio de memoria muy grande para recordar cuándo hemos visto por última vez un gol tan tonto. Si bien Agustín nos ha salvado más de una vez, la infantilidad con la que trata esa pelota nos costó un gol que por suerte se pudo revertir a los 3 minutos, pero que queda como una pesada losa para la semana que viene.
No tuvimos fútbol, no ligamos, no ganamos ningún mano a mano, nos triangularon la pelota en el medio y en nuestro fondo, se vieron los primeros síntomas de cansancio en jugadores muy necesarios (Bergessio, Acevedo), y nos faltó serenidad para dejar de ir al juego físico y hacer un juego más preciso y directo.
Si bien el equipo tuvo algunas situaciones de gol (el cabezazo de Tula que no llegaba nunca al arco, el rebote en el palo, un par de tiros de D’Alessando, un par de centros que por centímetros no llegó a ninguna cabeza, un remate del Rayo apenas arriba), la displicencia con la que Silvera desaprovecha las dos situaciones que tuvo (sobre todo la segunda que es la única jugada hilvanada de calidad que vimos) no se pueden comprender en jugadores de este nivel jugando esta instancia. Un tiro débil, sin ganas, con el cuerpo ya acomodado dando claras muestras del lugar al cual iba a ir esa pelota, con un arquero que ya de antemano se empezaba a jugar para ese lado, dan la imagen de cómo se desaprovechó una pelota por la que estuvimos rezando 90 minutos muchas personas.
Por suerte, el error diario de Aguirre terminó en un buen achique de Orión cuando ya varios pasábamos las 150 pulsaciones por minuto.
Por otro lado, si bien el equipo visitante nos sacó la pelota y mostró dos delanteros muy veloces, fallaron tanto en la definición arriba como en los rechaces en el fondo cuando estaban apurados. Evidentemente los nervios de estas instancias pesan en todos los equipos.
Nos queda la revancha donde ganar o empatar por 2 a 2 empiezan a ser los únicos resultados que nos sirven. El domingo se viene el clásico barrial y ya muchos piensan que no vale la pena arriesgar jugadores en ese partido. De cara a la importancia del partido entre semana en la altura, no sería inapropiado poner un equipo de emergencia (total, quién te dice……).
Para la revancha vuelve Rivero, parece que puede volver Torres, vuelve el tener que seguir los partidos por radio (el Plus parece que no lo transmite), volverá la peña a juntarse de alguna forma, pero más que nada se necesita que vuelva la esencia del equipo que todos hemos visto en estos últimos meses.
Aguante Ciclón
El mediocampo no tuvo nunca la pelota, jugó siempre apurado y sin precisión; consecuentemente no le llegó nunca “redonda” una pelota a los de arriba, y el próximo viaje a la altura se hace con un 1 a 1 que sabe a nada y que le da la ventaja al equipo del patón, de ni siquiera tener la necesidad de ir a buscar el partido.
El nerviosismo se vio patente en el equipo, que además se cargó de tarjetas da cara a futuros encuentros.
El blooper de Orión nos obliga a un acto de ejercicio de memoria muy grande para recordar cuándo hemos visto por última vez un gol tan tonto. Si bien Agustín nos ha salvado más de una vez, la infantilidad con la que trata esa pelota nos costó un gol que por suerte se pudo revertir a los 3 minutos, pero que queda como una pesada losa para la semana que viene.
No tuvimos fútbol, no ligamos, no ganamos ningún mano a mano, nos triangularon la pelota en el medio y en nuestro fondo, se vieron los primeros síntomas de cansancio en jugadores muy necesarios (Bergessio, Acevedo), y nos faltó serenidad para dejar de ir al juego físico y hacer un juego más preciso y directo.
Si bien el equipo tuvo algunas situaciones de gol (el cabezazo de Tula que no llegaba nunca al arco, el rebote en el palo, un par de tiros de D’Alessando, un par de centros que por centímetros no llegó a ninguna cabeza, un remate del Rayo apenas arriba), la displicencia con la que Silvera desaprovecha las dos situaciones que tuvo (sobre todo la segunda que es la única jugada hilvanada de calidad que vimos) no se pueden comprender en jugadores de este nivel jugando esta instancia. Un tiro débil, sin ganas, con el cuerpo ya acomodado dando claras muestras del lugar al cual iba a ir esa pelota, con un arquero que ya de antemano se empezaba a jugar para ese lado, dan la imagen de cómo se desaprovechó una pelota por la que estuvimos rezando 90 minutos muchas personas.
Por suerte, el error diario de Aguirre terminó en un buen achique de Orión cuando ya varios pasábamos las 150 pulsaciones por minuto.
Por otro lado, si bien el equipo visitante nos sacó la pelota y mostró dos delanteros muy veloces, fallaron tanto en la definición arriba como en los rechaces en el fondo cuando estaban apurados. Evidentemente los nervios de estas instancias pesan en todos los equipos.
Nos queda la revancha donde ganar o empatar por 2 a 2 empiezan a ser los únicos resultados que nos sirven. El domingo se viene el clásico barrial y ya muchos piensan que no vale la pena arriesgar jugadores en ese partido. De cara a la importancia del partido entre semana en la altura, no sería inapropiado poner un equipo de emergencia (total, quién te dice……).
Para la revancha vuelve Rivero, parece que puede volver Torres, vuelve el tener que seguir los partidos por radio (el Plus parece que no lo transmite), volverá la peña a juntarse de alguna forma, pero más que nada se necesita que vuelva la esencia del equipo que todos hemos visto en estos últimos meses.
Aguante Ciclón
Segola
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