Verdes, están...

Viendo los titulares de diarios, portales y emisoras de radio, uno, cuervo confeso y conspicuo sin ánimo de redimirse de presuntos fanatismos, pero no hincha irracional y prepotente no puede menos que alarmarse por una de estas dos posibles cosas: la primera y principal, el temor a estar a un paso del frenopático; la otra y no menos peligrosa para la sociedad en general es que tenemos una prensa deportiva absolutamente dócil y seguidora de lineamientos empresariales y mediáticos que establecen que todo lo que no sea el duopolio River-Boca, Boca-River , tanto monta, monta tanto, no interesa, es sospechoso, no tiene rango, no merece consideración, es pura casualidad si está en la cima porque se da por establecido que solo los dos equipos del stablishmet mediático, político y deportivo tiene derecho a estar en la cabeza de las competiciones. Es decir que, como nunca en la historia del fútbol argentino se ha instalado una aristocracia oligárquica y antidemocrática que decreta que a solo dos equipos (los protegidos de la T.V. y medios en general y la cúpula de AFA con la complicidad silenciosa de los estamentos nacionales), les pertenece el derecho a comandar la tabla de posiciones y, finalmente a ganar el torneo de la máxima categoría del fútbol nacional.

Es una traición a la rica historia de fútbol argentino donde desde siempre hubo cinco equipos grandes y un buen numero de instituciones que competían en igualdad de condiciones pero en la década de los noventa, coincidiendo con la política de expolio y entrega nacional instalada en el poder político, se decidió que solo dos equipos podían ejercer de grandes y así repartirse las mieles del poder. Por la razón o por la fuerza, por lo civil o lo criminal, cuando no por lo comercial. Solo dos, solo el duopolio, los demás a comer migajas y a ejercer de comparsas.

Y a fuer de sinceros hay que reconocer que a grandes rasgos se han salido con la suyas. Un Racing privatizado, un Independiente en crisis económica no muy diferente a la que sufrimos nosotros y nos llevó a la convocatoria y de la cual no sé si hemos salido pese a las reiteradas advertencias al respecto. Equipos de Córdoba por debajo de su potencial, los rosarinos con situaciones marcadas por los altibajos, los platenses devorándose entre ellos, equipos históricos agonizando en la B y un montón de circunstancias más que son notarias pero largas de enumerar mientras los clubes del privilegio y la prebenda reciben un trato privilegiado y siempre laudatorio cuando no justificador de malas rachas, derrotas o circunstancias desfavorables.

Los mercados, en pura lógica capitalista y liberal, deben procurarse amplios y competitivos porque de ese modo se asegura mejor calidad en los productos, mejores precios y, como consecuencia más ganancias y alternativas en caso de que uno o varios de los productos caigan en desuso o agoten su presencia debido a los cambios de tendencias de la sociedad. Hasta en eso somos diferentes en el fútbol nacional. Solo Boca y River, solo River y Boca, a los demás ni agua, ni siquiera cuando, como en este torneo un equipo (el nuestro) viene comandando la tabla de posiciones desde las primeras jornadas.

Falta de respeto a todo lo que no sea el duopolio, falta de información veraz porque ninguna información escorada puede serlo.
Los sanlorencistas no presumimos de que nuestro equipo juegue bien, solo nos hemos atrevido a decir que de momento tampoco hay ninguno que nos supere, que lo haga mejor. Ni los dos protegidos ni el último campeón, equipo al que no se le han retaceado elogios por la entrega y el sacrificio que ha logrado imponer su técnico. San Lorenzo no hace ni más ni menos que los competidores; bueno, lo de San Lorenzo se critica, lo de los demás siempre tiene alguna excusa.

Por no extender más este ladrillo: si el codazo de ayer en lugar de Galván lo llega a propinar un jugador de San Lorenzo, los comentarios serían bien distintos. Parece que la culpa de que River jugará con 10 la tuviera San Lorenzo y lo único real es que esa fue una agresión indecente tanto como lo fue la de Ortega a Méndez y de esa no he leído ni un línea hasta ahora aunque no pierdo la esperanza.

San Lorenzo está primero: leyendo las crónicas y comentarios uno no puede menos que acordarse de la zorra de la fábula que se relamía de las uvas que no podía alcanzar mientras decía: “están verdes”

No nos sobra nada, venimos con el combustible en reserva pero los demás tampoco andan sobrados. Por ahí quien te dice...

Osvaldo Álvarez