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15 feb 2015

Feliz año nuevo, el juego de la oca ya empezó

Imaginarse la Libertadores cuando no se la tiene puede llegar a confundir. Se puede creer que a partir de su logro llegan un sinfin de posibilidades, giras y reconocimientos por doquier. Quizás eso ocurría hace muchos años, cuando además de la Intercontinental y la Interamericana, ganar la Libertadores te aseguraba entrar en semifinales de la siguiente copa y una eterna participación en la Supercopa. Hoy el club de los campeones es más amplio, aquella copa no existe más, está la Sudamericana y para el torneo continental más importante, el campeón es uno más entre 32 equipos.

Dicho en pocas palabras, pasado el Mundial de Clubes y la Recopa, las posibilidades de San Lorenzo de ganarse una estrella en pocos partidos tienden a cero. El sistema actual hace perdurar poco el efecto del campeonato y ese halo de campeón solo se mantendrá ganando otra vez.

Por esta razón, tras la derrota con River, lo mejor es considerar cerrado el glorioso 2014 y pensar en ganar cada partido: a partir de ahora, para tener una alegría de festejo habrá que ser el mejor en un rango de 7 partidos para la Copa Argentina, 16 para el caso de la Libertadores o 30 para este raro torneo.

Empieza el año y tras perder los partidos de la Recopa, da la sensación de haber caido en el casillero de 'volver a empezar', clásico del juego de la oca. La razón es cierta, hoy vuelve a empezar todo nuevamente. Habrá que mirar el partido con la ilusión de ganarlo y no como una preparación de algo superior que en pocos partidos nos dará una estrella.

Empieza el campeonato local, el de todos los años; comienza la Copa, la de cada tantos, pero ya sin estigmas. En la práctica, San Lorenzo está en igual situación que hace un año, enfrentando una liga y una copa continental al mismo tiempo. La gran diferencia es que no tiene la presión libertadora, pero sí tendrá que buscar de mantener el prestigio y de tener logros para seguir en la agenda continental. Ya no quedan más atajos, se perdieron las oportunidades de completar el palmarés a base de pocos partidos.

El miércoles pasado Barovero dio las campanadas finales, terminó el 2014. Será cuestión de empezar de cero, como no sería de otra manera, pero quizás se pensó que la alegría duraría para siempre. No se tiene la ansiedad ni tampoco la presión, se tiene un buen equipo y un club que luce ordenado. Con Colón en el primer casillero, empieza esta nueva aventura que esperemos nos traiga las alegrías de estos dos últimos años.

Feliz año nuevo, el juego de la oca ya empezó.

M.G.

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